Primero respira. Después paga. Finalmente, no preguntes nada.
Ese es el orden real del mindfulness que hoy venden gurús, influencers y médicos con bata blanca. Sí, ese médico que te receta Orfidal para dormir mejor… mientras organiza un retiro mindfulness de 1.500 euros en Bali, “para reconectar con su propósito interior” (y con su Visa Platinum).
🌿 1️⃣ EL NEGOCIO DE LA PAZ FINGIDA
Para empezar, llamémoslo por su nombre: la industria del bienestar factura más que muchas farmacéuticas. Apps, cursos, coachings y retiros: cada minuto de respiración consciente deja una comisión.
Headspace, Calm, Insight Timer: todos facturando millones para que no pienses que lo que de verdad necesitas no es “aceptar tus pensamientos”, sino pagar menos alquiler.
Pero claro: es más rentable enseñarte a “aceptar tu ansiedad” que a entender por qué la tienes.
¿Y qué pasa si no funciona? Actualiza a premium.
🏢 2️⃣ EMPRESAS QUE TE CALMAN PARA QUE SIGAS CALLADO
Y mientras tanto, tu empresa aplaude: Google, Amazon, los bancos, las start-ups cool con mesas de ping-pong y crunch de 60 horas semanales… todos aman el mindfulness. ¿Por qué? Porque calma, pero no despierta.
Te regalan una esterilla de yoga y te meten un taller de “atención plena” en la hora de la comida. A cambio, callas cuando tu contrato basura se renueva mes a mes.
Hay datos: más de la mitad de las empresas grandes meten mindfulness en sus “planes de bienestar”. ¿Suben sueldos? No. ¿Bajan objetivos? Menos.
Pero tú tranquilo: respira. Aquí no pasa nada.
El burnout es culpa tuya. Por no saber “estar presente”.
🧠 3️⃣ EL PSICÓLOGO, ESE DINOSAURIO OLVIDADO
Antes la gente iba a terapia para entender sus traumas, patrones y herencias emocionales. Hoy se baja una app. Hoy te dicen que la culpa de todo es tu falta de mindfulness. Que si te duele la cabeza, medites. Si te arde el pecho, más respiración.
Mientras, los psicólogos se reconvierten a coach de “mindful leadership”, dan cursos online de 45 minutos, y se olvidan de Freud, Jung y la terapia de verdad. Porque escarbar duele, y meditar vende.
⚠️ 4️⃣ Y ADEMÁS, NO SIEMPRE FUNCIONA
La ciencia dice: el mindfulness ayuda. Pero hasta ahí. Igual que ayuda dormir 8 horas o comer bien.
Pero no cura el abuso laboral, ni paga facturas, ni te devuelve un contrato indefinido. Y ojo: entre un 6% y 14% de practicantes desarrollan más ansiedad o pesadillas. Eso no lo menciona el banner de Calm cuando te dice “Renueva por solo 49€ al año”.
Si tienes suerte, sales relajado. Si no, vuelves con más preguntas y menos respuestas. Pero siempre con la culpa de no haberlo hecho “bien”.
Respira. Siempre es tu culpa.
No de tu jefe. No del banco. Tuya.
🏖️ 5️⃣ EL SUEÑO ZEN DEL PRIMER MUNDO
Hay dos tipos de mindfulness: el que se vende en la app de 15€ al mes, y el que se practica en Bali, Tulum o la Costa Azul.
El primero es para la masa. Para aguantar el lunes. Para calmar la ansiedad y seguir produciendo.
El segundo es para los gurús con bio de LinkedIn y doctorado express. Se van dos semanas a la playa, suben stories de “meditando al amanecer” mientras un camarero local gana en un mes lo que el gurú gasta en un batido detox.
¿Lo llaman hipocresía? No: lo llaman “propósito de vida”.
¿Lo criticas? No eres zen.
🧩 6️⃣ SENTIDO COMÚN: ESO QUE EL MINDFULNESS NO TE DA
La mejor prueba de que el mindfulness moderno es placebo es sencilla: un médico puede decirte que ayuda —claro que sí, igual que el agua mineralizada “ionizada” te quita el estrés… si la vende un camarero que cobra 1.200 mientras el doctor factura 5.000 al mes recetándote Orfidal “por si acaso”.
Y cuando vuelvas con la misma ansiedad: “Prueba a respirar más lento. Y paga el retiro.”
💥 CONCLUSIÓN: RESPIRA, PERO PIENSA
No, no todo es malo. Meditar ayuda. Respirar también. Pero usarlo como fármaco para tapar injusticias solo sirve a quien factura con tu calma.
Si de verdad quieres paz interior: cuestiona.
Si quieres calma superficial: baja la app, compra la esterilla, paga el retiro.
Namasté, pero no molestes.
💌 P.D.
Escribo esto desde Bali porque mi editor dice que necesito relajarme, que mis artículos me estresan… pero del sueldo ni una palabra. De fondo suena Chet Baker — Almost Blue, el único mindfulness sin mentiras. Ommm… acepto encantada, inhalo ironía, exhalo salario mínimo.
Namasté… y que nadie pregunte cuánto cobro por respirar.
🖤 Rocío Aso Iguarán

No estoy en Bali, estoy en la bañera. Solo si abro los ojos… ommmmm.”