🎤 MELODY «ESA DIVA»: Kiko Rivera era el verdadero Hit

Imagen editorial de Rocío representando una crítica a Eurovisión 2025 y la actuación de Melody por España. Estética rebelde y mensaje irónico.

Eurovisión ya no se gana; ahora se justifica.
De hecho, cuando no alcanzas la gloria, el tongo siempre aparece como excusa cómoda.
Y sí, spoiler: lo hay, y bastante.

Sin embargo, eso no basta para tapar una canción vacía, una coreografía reciclada
y un país que aplaude un penúltimo puesto como si fuera una victoria emocional de marketing.

En resumen, esto no es un certamen.
Es un consuelo con purpurina.

España quedó antepenúltima en Eurovisión 2025.
Y lejos de sentir vergüenza, salimos en tropel a celebrarlo como si hubiéramos inventado el autotune.
Parece que aquí ya no se trata de ganar, sino de parecer simpáticos mientras caemos.
Spoiler: eso no es dignidad. Eso es branding emocional con caspa debajo.


Melody volvió. 34 años, sin una arruga, pero con toneladas de corrección facial.
Cantó “Esa Diva”, un tema que suena como si hubieras metido a Cher, Beyoncé y tu prima de Cuenca en una batidora… sin enchufar.

El problema no es que desafinara:
es que no dijo nada.
Y ese es el nuevo estándar en el pop español:
verse bien, sonar a nada, y llorar en stories si no te votan.


Ni con campaña nacional, ni con promo institucional.
Ni con coreografía de gimnasio boutique y entrevistas en platos blancos de TVE.
Quedamos abajo. Muy abajo.
Justo al nivel del suelo donde empieza el cinismo europeo.


Un activista pro-Palestina es golpeado por la seguridad suiza en plena retransmisión.
Eurovisión lo califica como “incidente menor” y sigue la gala como si lo importante fuera el outfit de Serbia.
Melody, mientras tanto, ensaya a 50 metros, con los cascos puestos.
Símbolo perfecto de la sordera política con purpurina institucional.

El país que cantó a la “unidad” fue Israel.
Y el país que censuró fue Suiza.
Y el continente que calló, fue Europa.


España no aplaude la música.
Aplaude no ser odiada.
Aplaude lo mediocre porque lo brillante le da miedo.
Y celebra lo políticamente correcto porque lo auténtico no cabe en las subvenciones.

Esto ya no es Eurovisión.
Es una pasarela de estados emocionales mal gestionados.
Es Gran Hermano con autotune y patrocinio de lacas.


Rosalía cantando en playback con una IA de Lola Flores haciendo los coros.
Quevedo soltando un verso que valga más que todo el presupuesto del Benidorm Fest.
Eso sí habría sido folklore 4.0.
Pero preferimos hacer cosplay de potencia cultural mientras mendigamos puntos en inglés básico.


Nos vamos contentos por no haber hecho el ridículo.
Pero sí lo hicimos.
Lo hicimos en silencio. Con brillo. Y sin criterio.

Melody dice que está orgullosa.
El jurado la ignoró.
Y el público europeo no votó, pero nos miró con la condescendencia de quien ya sabe que España a veces canta… pero nunca escucha.

El que gana es Kiko Rivera.
Porque nunca se presentó,
y aun así tiene más hits que la carrera entera de Melody.

(El mambo. El quítate el top.
Y sobre todo: el no fingir ser lo que no es.)


🖤 Rocío Aso Iguarán

Firma de Rocío Aso Iguarán

Y mientras otros cantan, yo escribo lo que nadie quiere oír.

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