INTRODUCCIÓN: EL TURISMO INTERNO DEL ABSURDO
Ya no hace falta viajar para ver mundo. Basta con salir de casa y cruzar tres calles: un kebab, una hamburguesería premium, un centro de tatuajes «LGTBI friendly» y una ONG vendiendo camisetas con slogans en inglés mal escrito.
Antes, la diversidad era riqueza. Ahora, es fotocopia.
Bienvenido al futuro: donde Milán, Madrid y Marsella se diferencian sólo por el número de tiendas de vapeadores. El exotismo ha muerto de éxito. Hoy es más fácil encontrar un unicornio que un valenciano haciendo paella en Valencia.
📈 BLOQUE 1: INTEGRACIÓN FORZADA, IDENTIDAD DESCATALOGADA
Las minorías ya no luchan por derechos. Luchan por cuotas. Por enchufes. Por sillones.
Hoy, el «mérito» es una estadística: tanto % de inmigrantes, tanto % de diversidad sexual, tanto % de funcionarios arcoíris. Datos que deberían alarmarnos:
- 72% de los comercios del centro de Barcelona ya son cadenas internacionales (Ayuntamiento de Barcelona, 2023).
- Barrios como Lavapiés (Madrid) o Kreuzberg (Berlín) han perdido el 90% de sus tiendas tradicionales en una década (Estudio UE sobre gentrificación).
- Cada vez más convocatorias públicas incluyen criterios de «diversidad» que pesan más que los méritos. El resultado: médicos y funcionarios seleccionados más por cuotas que por competencias.
Queríamos multiculturalismo. Nos dieron un collage de tópicos: el kebab es cultura, el sushi de gasolinera es fusión, y tu barrio es solo un escenario para influencers.
🔥 BLOQUE 2: EL ABSURDO SE IMPONE A GOLPES DE MENÚ PREMIUM
Un militante de izquierdas agredido en un kebab mientras defendía la inmigración. Paradójicamente es homosexual.
No es ficción. Es lunes.
Por si fuera poco, las ciudades no están tomadas por soldados: están conquistadas por franquicias de comida rápida “diversa” y bares temáticos que celebran la “diversidad gastronómica”. Hasta que cobras 12€ por un humus reseco.
La inclusión ya no suma: resta. Si no repites el catecismo progre, te excomulgan. El nuevo fascismo sonríe y lleva pin de They/Them.
🌍 BLOQUE 3: LA PÉRDIDA IRREVERSIBLE DE LA IDENTIDAD
Antes uno sabía que estaba en Granada porque olía a azahar y a tortilla recién hecha. Ahora estás en Granada, en Lyon o en Hamburgo y lo único que huele es a burger vegana carbonizada y sudor de gimnasio.
La «cultura local» se exhibe en posters «artesanales» fabricados en serie en alguna nave de polígono industrial de China.
No hace falta rearmar un país con políticas absurdas. Basta con abrir un Starbucks frente a la catedral y una ONG que te acuse de fascista por comer chorizo.
💥 CONCLUSIÓN: EL MUSEO DE LO QUE FUIMOS
Bienvenidos al futuro: todo es instagrammable y nada es real. Las calles tienen wifi pero han perdido alma. Los himnos nacionales suenan en playlist de Spotify entre reggaetón y podcasts de autoayuda.
Lo único auténtico que queda es la factura de la luz. Y ni eso.
💭 PD: Mientras escribo esto, suena la mezcla imposible de Dido y Eminem STAN. (Es irónico: justo al lado han abierto un restaurante de «experiencia vegana fortalecedora» donde a la ensalada la llaman «Resiliencia de Avocado».)
— Rocío, desde una esquina donde aún huele a gasolina y rabia.
🖤 Rocío Aso Iguarán
