(Crónica de un país donde el éxito cotiza en palabras vacías)
📝 I. El currículum como fanfiction institucional
Es difícil saber cuándo dejamos de construir carreras y empezamos a escribir sinopsis. Ya no se trata de lo que hiciste, sino de cómo lo llamas. Lo que antes era «curso online» hoy es «formación en entornos globales». Una charla en Zoom se convierte en «ponencia internacional». Y una beca Erasmus mal aprovechada, en «experiencia internacional multidisciplinar».
🔹 Frase curricular: «En España no se falsean títulos, se redactan novelas de auto-ficción.»
🎭 Frase lisboeta con pretensiones: «Hizo un voluntariado en Lisboa y volvió hablando de gobernanza europea.»
🏛️ II. La mentira con membrete entra mejor
El fraude curricular no es un accidente individual: es una arquitectura compartida. Políticos, ejecutivos, incluso académicos, construyen castillos de prestigio sobre arena fina. Se apoya en dos pilares: que nadie verifica y que todos callan. La titulitis es nuestra criptomoneda nacional: especulativa, inflada, e imposible de rastrear.
🔹 Frase de enchufismo elegante: «El Excel no miente, pero el PowerPoint te convierte en CEO.»
🎭 Frase de escalera corporativa exprés: «Un máster en línea, dos cursos de verano y un sobrino en RRHH: ya estás listo para liderar.»
💼 III. La industria del «Yo soy»
La auto-ficción profesional no es solo un defecto: es modelo de supervivencia. Ser «creativo», «resolutivo», «emprendedor serial»… Todo vale mientras el otro no te desmonte. Se finge experiencia, se exagera impacto, se traduce café por «gestión de equipos». LinkedIn es Disneylandia con corbata.
🔹 Frase de holograma laboral: «LinkedIn es el parque temático del yo laboral: todo es artificial y cuesta caro.»
🎭 Frase de gestión por sticker: «Mandaste un meme para calmar tensiones y lo pusiste como ‘resolución de conflictos’.»
🇪🇸 IV. España frente al espejo: el currículum como delirio colectivo
La paradoja es brutal: cuanto más necesitas el trabajo, más espectacular es tu CV. Camareros con tres idiomas, dependientes con doctorado, y becarios con más honestidad que muchos diputados. El fraude no es la excepción: es la estética dominante. El mérito se imprime en cartulina satinada… pero no paga el alquiler.
🔹 Frase directa al nervio óptico: «Solo los que de verdad quieren trabajar han dicho la verdad en su currículum.»
🎭 Frase de resistencia laboral: «Un currículum real en este país es casi un acto de rebelión.»
🎮 V. El final no es el fin: es el teatro
La mentira ya no se castiga, se estandariza. Lo llaman «storytelling», «personal branding», «soft skills». Todo lo que no eres, pero proyectas. El CV ya no te representa: te sustituye. Es la cáscara que se imprime mientras el interior sigue en blanco.
🔹 Frase con telón de fondo: «El mercado laboral es un escenario. Si no actúas, te apagan el foco.»
🎭 Frase de tendencia globalizante: «Mentir en el currículum ya no es fraude: es tendencia global.»
✅ Cierre:
🔥 Rocío no tiene un currículum. Tiene pruebas.
Pruebas de que el sistema prefiere una mentira brillante a una verdad sin diseño. Que solo te llaman si gritas. Que sólo te eligen si decoras.
Una diputada que juró tener másters pero solo aprobó la asignatura del postureo.
Un rector que se autoproclama innovador mientras sigue reciclando apuntes de los 90.
Un presidente autonómico que lidera sin título, pero con sobresaliente en evasiva institucional.
Una portavoz joven con más másters que años trabajados… y ninguno comprobable.
Un asesor estrella que transforma memes en estrategia política y lo llama “visión ejecutiva”.
En un mundo donde todos interpretan, ser real es el acto más subversivo.
💬 P.D.:
Escribiendo este artículo me dio nostalgia. Como aquella vez que perdí mi tesis porque mis profesores sabían menos que yo (y lo sabían). Sí, queridos lectores, también me hice un currículum espectacular: comedora de croquetas con excelencia digestiva, literata callejera con máster en The New Yorker, y por supuesto cirujana de sintaxis y diseccionadora de cadáveres morfológicos en CSI: Las Vegas.Me faltó añadir «controladora emocional en fiestas familiares» y «experta en fingir que entiendo Excel en entrevistas».
Estoy en paro.
Voy a escuchar a Samantha Hudson & La Zowi — Hot (Gimme More). Auténticos currículums musicales. La pista de baile es el único LinkedIn que no miente.
🖤 Rocío Aso Iguarán

«Yo no tengo LinkedIn. Tengo barrio, y ganas de desmontarte el PowerPoint.»