🤡 Frikis de vitrina: postureo y plástico. La guerra de los clones.

Ser friki ya no es un hobby raro: es un escaparate mainstream. Antes coleccionabas porque amabas; ahora coleccionas porque tienes dinero y miedo a quedarte fuera.

Los Funko Pops se alinean como soldaditos idénticos en vitrinas con luces LED, mientras el verdadero friki de antaño mira con una mezcla de pena y risa. Ahora no compran muñecos: compran identidad empaquetada. Y lo llaman pasión.

“El friki de 2025 no debate si Batman o Iron Man; compra ambas figuras… y paga en 3 plazos sin interés.”

Hoy todos tienen un setup gamer con más luces que una discoteca, pero menos juego que un bingo. La cultura gamer se ha transformado en postureo gamer. Y da igual si es Fortnite, FIFA o Call of Duty: no es gaming, es una droga con licencia parental.

Los triples A se desprecian por ser “para masas”, mientras se glorifican juegos indies que nadie juega… pero todos compran “por apoyar al pequeño creador”. Irónico, ¿no?

La diferencia entre gamer y niño rata ya es solo… el precio de la suscripción.

Las vitrinas han sustituido a las estanterías. Todo iluminado, todo curado, todo para que la cámara lo capte en streaming. Ya no importa qué tienes, sino cómo queda en tu plano de Twitch o Instagram.

Antes el friki soñaba con conseguir una figura rara. Ahora la compra online, con envío en 24h y descuento premium. Y cree que eso lo hace “único”.

Añoro cuando ser friki era un acto de amor por la cultura pop. Ahora es una etiqueta aspiracional con ticket de compra.

No hace falta ir a Comic-Con para ver clones: abre Instagram y verás 10 setups iguales, 5 vitrinas iguales y 3 influencers vendiéndote el mismo muñeco “único”.


🖤 Rocío Aso Iguarán

Firma de Rocío Aso Iguarán

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